viernes, junio 25, 2010

Hubo luz que trajo
por hueso una almendra amarga.

Voz que por sonido,
el fleco de la lluvia
cortado por un hacha.

Alma que por cuerpo,
la funda de aire
de una doble espada.

Venas que por sangre,
yel de mirra y retama.

Cuerpo que por alma,
vacío, nada.



Los ángeles mohosos, Rafael Alberti.


Este poema está en uno de mis libros favoritos desde hace muchos años,
especialmente su edición ilustrada con claroscuros.