miércoles, febrero 23, 2011

Othoniel reseña "Candada..." en El Roommate

Reseña publicada originalmente en el blog de reseñas de libros El Roommate

Mara Pastor. Candada por error. Puerto Rico: Atarraya Cartonera, 2010

Digamos que las coordenadas del último poemario de Mara Pastor, (2009), son un yo enfrentado a unos compañeros de viaje y unos territorios movedizos de la memoria. La pega que une ambas coordenadas es la literatura, no porque sea un libro de poemas, no la literatura como referencia a una tradición intelectual, sino la literatura como una actividad, como una forma de vivir, que condiciona la situación económica, doméstica, emocional y geográfica, de los que se han dejado engañar (como yo) de ese cuento de vivir de la literatura. Cito: “La literatura / me ha podrido la vida que soñé de niña / y le ha hecho una casa sin ventanas/la literatura me tiene de rehén mirando/ hacia la casa, lamentándome”. Y así, la imagen central de este poemario es esa bicicleta que sale en la portada y que es tanto el viaje como la condena (candada). “La bicicleta se transforma en laurel” dice en un momento el yo lírico, refiriendo a la compleja metáfora de Petrarca, mediante la cual thanto la amada (Lauretta) como el poeta se metamorfosean en el poema, en el laurel que es el trofeo del poeta. La bicicleta, la forma de vida, se hace literatura, pero repito, no literatura como escritura, sino como vida, forma de vida, de hecho, incómoda, que se atora “con tantos documentos mal guardados”. Esto me parece algo nuevo en la poesía de Mara, cuyos dos primeros poemarios se caracterizan más por una sensibilidad por la palabra, por la imagen compleja, por el “trazo” dirá Rafael Acevedo del lenguaje. Por el contrario el estilo de Candada por error es mucho más minimalista, menos barroco y más “literario”, en el sentido que he tratado de expresar. El poemario es casi una novela, cuenta una historia. La primera sección “La verdad es pan”, está en diálogo con un tú, con quien es tal vez un amante, un compañero del viaje. En la segunda parte “Conozco a Manuel”, domina una tercera persona, Manuel, una especie de modelo ético de esa vida de la literatura. En la tercera parte, “Cuaderno a mis hermanos” lo que domina es ese terriotorio perdido, ese desterritorio de los aviones y aeropuertos que es habitado por memorias, la casa de los padres, la isla, memorias de contrastes y de lo que la voz lírica dice que “veo desde mi ventana un parque lleno de niños / que juegan, una calle con casas de madera y techos / a dos aguas, como las que dibujábamos en la escuela, aunque entonces no / existían”. Claro, porque en Puerto Rico sólo hay techos de dos aguas en la imaginación, norteamericanizada de la vida, pero no en la realidad. La última sección es un poema largo, bello, que creo reanuda todos los registros narrativos y arcos poéticos del libro: el compañero de viaje, el loco deseado, el desterritorio, y siempre, la literatura como esa forma de vida que permite el viaje candado, el viaje hiriente, pero no un viaje idealizado, ni romántico, una vida como cualquier otra:“el poema se hace cuchillo”, “La mujer continúa escapando de mí / Ella no sabe por qué la persigo. / Yo no sé si la persigo.” Pero uno persigue y persiste, no por fe, sino porque es lo que pasó. La literatura, como cualquier otra de las torturas de la vida, pasa, y se agarra de todo, y nos hace lo que hacemos. Ahí empieza una ética de la literatura, que será tema para muchos libros.

Los dejo con un poemita de este libro que disfruté mucho, minimalista, juguetón y a la misma bien contundente, que juega con uno de esos autores que se interesó más por las formas de vida de la literatura que por la literatura como una cosa estética. Pero antes, una breve nota. Todos los libros de Mara Pastor han salido en editoriales pequeñas en Puerto Rico y México, una que otra versión en el website para auto-publicación lulu.com (donde podrán comprar alguno de sus libros!) y en su website, http://ohdiosarantza.blogspot.com/, y aún así, sus poemas han circulado lo suficiente para crear un grupo de seguidores en distintas partes del mundo, que comentamos su literatura con ella e intercambiamos ideas, y hacemos comunidades literarias. ¿Qué más queremos cuando escribimos? Por ahí, con Mara y con otros escritores jóvenes, podemos empezar a proponer otras formas de hacer (o de publicar) literatura, que prescindan de los grandes editoriales que nos venden libros terribles por 30 dólares que apenas circulan. Hoy, con colaboraciones entre editoriales pequeñas en distintos países y la comunicación que se establece en la blogosfera, los escritores pueden crear comunidades de lectores más sólidas y valiosas que con las horrorosas multinacionales, “mal necesario” de las otras generaciones cuando querían buscar comunidades afuera de sus circuitos nacionales. Sólo una idea, sólo por ponerla a rodar.

Conozco a Manuel
desde que lee a Bolaño
siempre que he visto a Manuel
hemos hablado de Bolaño
Manuel lee a Bolaño todo el día
y toda la noche porque
Manuel no duerme.

Me pregunto qué pasa
si Manuel lee a Bolaño
como cuando cae
un árbol en un bosque
que nadie escucha.

Luis Othoniel Rosa (Bayamón, 1985), está terminando una tesis titulada Anarquismos literarios: Macedonio y Borges. Su novelita, Otra vez me alejo saldrá en los próximos meses en Entropía (Buenos Aires).