sábado, abril 09, 2011


Visitar la isla en marzo es diferente porque la calle está llena de ciclistas. Los estudiantes hablan de sus clases de periodismo con entusiasmo mientras esperan a que empiece una función de improvisación en un cabaret en Río Piedras. Fui a la plaza del mercado con Xavier y había una excursión de estudiantes atravesando los pasillos de la plaza como si estuvieran en un museo. La luna está más cerca de lo que ha estado en noventa años. Mi madre cultiva una piña en una maseta y la cuida de las iguanas. Mi hermano escribe un poema y lo comparte. La isla en marzo se llena de acentos argentinos, chilenos y del acento de mis amigas que siempre se me contagia. Omar cultiva zuchinis en una azotea del viejo San Juan. A Dalila le brilla lo impredecible. En marzo subo todos los días una escalera de caracol, camino por las calles y busco poemas publicados en revistas del 50. Encuentro sorpresas. Adriana adopta cactáceas que andaba buscando. Orel conoce el mar. Leí palabras de amor en la falda del Yunque.


Santurce, Puerto Rico.

Marzo de 2011